Erika y Fauste
Como tu nombre lo predestinaba, querida Gemma, eres una piedra preciosa para nuestros animales. Tras los consejos de mi madre, pedí tu ayuda con la comunicación animal para comprender las razones por las que mi perro, casi de la noche a la mañana, se convirtió en un perro agresivo.
Unos días más tarde, no sólo me diste los detalles completos del origen de su malestar, sino que además, a día de hoy, prácticamente esta agresividad ha desaparecido.
Gemma, te tengo una gratitud infinita por el sorprendente trabajo que has hecho con Fausto
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